miércoles, 19 de marzo de 2014


PERDIDOS EN LA FERIA DEL HOGAR

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“Si no te perdiste en la feria, no tuviste infancia”

Por Arturo Valverde

El regreso de la Feria del Hogar, después de diez años, evocará en la memoria de muchos de nosotros los entrañables momentos que pasamos en los juegos o el show del Gran Estelar. Yo recuerdo algo, el día que se perdió mi bisabuela.

Esa trágica tarde, la bisabuela Herminia vestía un pantalón negro, una camisa floreada, y una bufanda para prevenirse de algún mal viento. Nosotros estábamos a su lado con el resto de la familia que, al igual que los miles de asiduos visitantes a la feria, se distrían en los stands comerciales.

La bisabuela tenía un apetito voraz. Tan pronto como llegamos a la feria, nos encargó un combinado de mazamorra morada y arroz con leche. El postre de su devoción. Cumplimos su deseo, y seguimos nuestro recorrido.

Nosotros, los bisnietos, queríamos subirnos a los juegos. La tía, la prima, la madre, querían ver ropa o muebles. Papá, quería que se apuren. ¡Apúrense! Clásico, ¿no? ¿Y la bisabuela? ¿Qué quería ver?

Cuando quisimos prguntarle, era muy tarde. La bisabuela había desaparecido. Sin darnos cuenta, la octogenaria mujer, vecina del Cercado de Lima, al ladito de la Iglesia de Santa Rosa, que veía al ex Presidente Augusto B. Leguía, pasar con su caballo, mágicamente, se perdió en medio de la multitudinaria asistencia.

Rápidamente formamos grupos de búsqueda. Tú buscas por allá, y ustedes por allá, y nos encontramos aquí en media hora. Miren bien dónde estamos. Recuerden que en ese tiempo no teníamos celulares. 

Buscamos en todos los stands pero no la encontramos. Hasta que, uno de nosotros, distinguió a lo lejos a una insaciable mujer, devorando con su cuchara de plástico un rico postre, sentada en una banca. Junto a un tacho gigante.

Al parecer, mientras todos estábamos abstraídos con la colorida feria, la bisabuela decidió descansar para degustar el postre limeño. No nos quedó otra opción que esperar que terminara de comer. Luego, no la perdimos de vista, ni un segundo. Hasta que murió a los 99 años.

Si la bisabuela estuviera con nosotros no se perdería la Feria del Hogar, que abrirá sus puertas en julio. Tomaría un taxi al Centro Cultural Deportivo Lima, en Chorrillos. Comería sus postres, arrasaría con todo, y cantaría en el Gran Estelar, que según cuentan, contará con trece artistas nacionales y siete del extranjero. 

Que levante la mano aquél que nunca se perdió en la Feria del Hogar.

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