En diversas ocasiones amigas, amigos y desconocidos me han preguntado por qué no escribo en algún medio electrónico, que les permita tener acceso a leer algunas historias y cuentos que por diversión escribo y por atrevimiento juvenil los publico.
Y aunque aprecio el consejo, y pienso que no se equivocan al sugerírmelo, muchos de ellos ignoran lo penoso y dificil que es para mí escribir en un blog.
Como he dicho en ocaciones anteriores, pertenezco a los tiempos de la internet, de la informática, de las telecomunicaciones, viajes espaciales, y sin embargo no me siento más cerca del presente, como no me siento menos cerca del pasado.
Debo decir además que una de las torturas más grandes para mí, siempre ha sido tener que escribir en un medio electrónico. Y para aquellos que me crean un tonto, por lo que acabo de revelar, denme la oportunidad de confesar el por qué de esta rebeldía electrónica.
En primer lugar, porque escribir en la web me resulta un acto más que frío, una relación frígida.
En cambio escribir sobre el papel, con lápiz o lapicero en la mano, se convierte en un acto excitante, apasionado. Escribir, escanciar literalmente mis sueños, ideas, impresiones en un medio electrónico, me resulta tan incómodo; porque debo teclear las palabras, porque no me permite hacer un borron, dejarle una mancha gigantesca de tinta en la cara, ¡no me permite ensuciar las páginas!.
Por lo contrario, escribir sobre el papel me da la libertad de trompearme con mi propia mano, con la velocidad de mis pensamientos, me permite ensuciar las hojas, doblar las puntas, calentar el papel, oler las páginas, tachar las palabras, aniquilarlas, apuñalarlas con el lapicero, con el lápiz.
Además de que siempre me quedarán como recuerdo de esas arduas batallas creativas, el olvidado papel, o al menos las trizas del final de una guerra.
Sin embargo, jamás tendré páginas electrónicas guardadas en los cajones de mi escritorio.
Jamás tendré una mancha en la pantalla del ordenador.
Cuando escribo frente a la máquina no siento que esté escribiendo, como sí lo siento cuando escribo entre los renglones, los casilleros, o el espació vacío de una hoja bond.
Por eso, este blog, lo escribo para otros. Para todos aquellos que deseen leer lo que escribo, si es que alguien en su sano juicio, puede interesarle lo que escribo.
Para ellos he creado este espacio. Para todos los que me convencieron que este era un excelente medio de publiciddad, para todos aquellos que tienen tiempo de navegar en la web, para todos aquellos que quieren ver mi foto en la web, o se alegran más que yo cuando encuentran mi nombre en el buscador de google, para esos que esperan que los mencione en mis cuentos, para esos que decían que escribo porque quiero ser famoso, para los que están sentados al fondo, aplaudiendo, apabullándome, para los que viajan sobre mi cabeza, por los aires, para todos aquellos que creían que no estaba loco, para los extraños, para los que no me conocen, los que no desean conocerme, para los que no me quieren ver ni en pintura -deben existir, me imagino- para ellos, ¡aquí estoy para hartarlos hasta el cansancio!.
Hasta ayer juraba "yo no escribo en blogs", y digo hasta ayer porque a pesar de la resistencia que he mantenido, tercamente, ahora me veo de cara a la pantalla y me digo ¿Yo, en un blog?