La historia de nuestro país se escribe por partes, y aquellos
interesados en conocerla debemos sumergirnos en una búsqueda continua
por encontrar esos retazos para luego hilvanar cerca de 200 años de
historia republicana, y más de mil años de cultura.
Como lector, reproduzco algunos fragmentos que más han llamado mi atención, son: La historia del Tahuantinsuyu, de María Rostworowski, quien desenmascara el mito alrededor del Inca Garcilaso de la Vega y juzga la veracidad de los Comentarios Reales: “¿Sería
este mito la versión oficial sobre el origen de los Hijos del Sol? Es
posible que el arreglo de la leyenda narrada por el Inca escritor sea
obra del propio Garcilaso, como una manera de presentar el mito a
lectores europeos. Es por eso que conviene buscar otras versiones, más
andinas, del relato fundacional” (El mito de los hermanos Ayar. IEP.
3era Edición. Pág. 31).
Asimismo: “¿A qué se debió la actitud de Garcilaso de esconder y
trastocar los acontecimientos? Según el razonamiento europeo, no había
ninguna razón para relatar en forma tan diferente la historia inca. La
explicación debemos buscarla en los más puros criterios indígenas que
aplicó Garcilaso, juzgando los acontecimientos con toda la pasión
existente entre las panaca, que en el Cusco formaban bandos políticos”
(El vencedor de los Chancas.IEP. 3era Edición. Pág. 58).
Una visión diferente a la “historia del colegio” es la que ofrece el historiador, Rubén Vargas Ugarte en el Tomo II de Historia General del Perú, quien en una lámina, figura: “Casamiento
de don Martín García de Loyola, gobernador de Chile, sobrino de San
Ignacio de Loyola, con doña Beatriz Clara Coya, heredera y princesa del
Perú, hija del príncipe don Diego SAYRI Túpac, último rey, y de doña
Beatriz Cuziguarcay que en el año 1558 recibieron sacramento del
bautismo, siendo ambos descendientes de Manco Capac…”
Un fragmento que no he encontrado en ningún libro de historia, aún, es una placa que vi cuando tenía 20 años. Decía: “A Don Diego de Almagro, en honor a la raza judía sefardita del Perú.1985”. ¿Podría este fragmento darnos una mirada religiosa a la división de Pizarro y Almagro sobre los territorios de la conquista?
Es imposible encontrar la historia de nuestro país bajo un solo
sello. Algunos la escriben con aires indigenistas, republicanos y
religiosos. Sin embargo, rumbo al bicentenario de nuestra independencia,
urge la necesidad de que los peruanos conozcan su historia. La tarea es
personal, y dependerá de cada uno de nosotros hallar el camino.
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