¿La iglesia católica podría acabar con el analfabetismo?
Una hora antes del almuerzo familiar de
cada domingo me di con la noticia que el Ministerio de Educación ha
descartado que se vaya a dejar de dictar el curso de religión en las
escuelas, luego que la Conferencia Episcopal Peruana (CEP) presentase un
memorial con 135 mil firmas de padres y madres de familia pidiendo la
inclusión de esta asignatura en la currícula nacional.
“La CEP aseguró que el marco curricular
nacional publicado por el Gobierno contempla ocho aprendizajes de tipo
tecnológico y científico para la educación primaria y secundaria, pero
ninguno incluye “la dimensión espiritual y religiosa.”, precisa RPP
noticias sobre una nota emitida por la institución religiosa.
Estudié en dos colegios católicos pero
nunca me sentí católico. Posiblemente, una muy temprana lectura de
Manuel Gonzáles Prada, Miguel de Unamuno y Louis Pauwels hayan sido una
causa.
Recuerdo que los lunes de cada mes
teníamos misa y, además, debíamos confesar nuestros pecados de manera
tan frecuente que, una mañana, tuve que inventar nuevos pecados para
disfrute del cura.
Hace dos años, me vi obligado a seguir un
curso sabatino para casarme por la iglesia católica como era el sueño
de mi esposa. Así que no pude escapar del sacramento de la Confirmación.
Empero, el cura no pudo impedir que el pianista tocara Je t´aime moi non plus de Serge Gainsbourg, en su capilla.
A pesar de haber seguido una formación
católica y provenir de una familia católica y practicante, ¿por qué no
abracé el catolicismo?
De acuerdo a su raíz etimológica, religión vendría a ser lo que une,
sin embargo, jamás una palabra ha tenido un sentido tan contrapuesto.
Si lográramos reunir a los líderes de las principales religiones del
mundo en un estadio y les preguntáramos dónde está Dios, de seguro que
todos mirarán al cielo. Entonces, ¿por qué Dios se divide en mil pedazos
en la Tierra?
El curso de religión, en vez de formar
nuevos fieles debe orientarse a la exploración espiritual de los alumnos
y alumnas, quienes a través de una educación amplia y universal puedan
ahondar en sí mismos, desarrollar su idea de Dios, alma y espíritu.
Paramahansa Yogananda, decía que no importaba qué Dios o religión siguieras mientras te haga una mejor persona.
Luis Bambarén (¿es cierto lo del anillo
con la hoz y el martillo?), obispo emérito de Chimbote, ha dicho que los
alumnos que tengan una confesión distinta o se declaren sin religión,
pueden ser exceptuados o exonerados de este curso.
¿Exonerados? ¿Exceptuados? Recuerdo que
dos alumnas estaban “exoneradas” de entrar a clases cuando se dictaba el
curso de religión. Se la pasaban fuera del salón sino estaban haciendo
otras tareas en el aula. Ningún niño o adolescente debe quedar
exceptuado de explorar su espiritualidad.
“(La educación religiosa) No debe
eliminarse de ninguna manera, porque no es un curso más, es una
transmisión de valores que Perú necesita, si la familia está en crisis,
la sociedad está en crisis, no se respeta el valor de la mujer”, dice
Bambarén.
Nadie negará que hasta en el último cerro
y pueblito de nuestro país existe una iglesia y un sacerdote. Entonces,
pregunto ¿qué pasaría si los curas crearan una biblioteca pública en
sus iglesias? ¿La iglesia católica podría acabar con el analfabetismo?
El curso de religión debe tener un
carácter más universal, donde prevalezca la libertad del alumnado a
elegir si desea ser católico, evangélico, agnóstico u otro. Al final,
como dijo Jesús: “La verdad os hará libres”.
Arturo Valverde (@ArturoValverdeP)
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