viernes, 14 de noviembre de 2014

ALMAS EXONERADAS DEL SALÓN

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¿La iglesia católica podría acabar con el analfabetismo?

Una hora antes del almuerzo familiar de cada domingo me di con la noticia que el Ministerio de Educación ha descartado que se vaya a dejar de dictar el curso de religión en las escuelas, luego que la Conferencia Episcopal Peruana (CEP) presentase un memorial con 135 mil firmas de padres y madres de familia pidiendo la inclusión de esta asignatura en la currícula nacional.

“La CEP aseguró que el marco curricular nacional publicado por el Gobierno contempla ocho aprendizajes de tipo tecnológico y científico para la educación primaria y secundaria, pero ninguno incluye “la dimensión espiritual y religiosa.”, precisa RPP noticias sobre una nota emitida por la institución religiosa.

Estudié en dos colegios católicos pero nunca me sentí católico. Posiblemente, una muy temprana lectura de Manuel Gonzáles Prada, Miguel de Unamuno y Louis Pauwels hayan sido una causa.

Recuerdo que los lunes de cada mes teníamos misa y, además, debíamos confesar nuestros pecados de manera tan frecuente que, una mañana, tuve que inventar nuevos pecados para disfrute del cura.

Hace dos años, me vi obligado a seguir un curso sabatino para casarme por la iglesia católica como era el sueño de mi esposa. Así que no pude escapar del sacramento de la Confirmación. Empero, el cura no pudo impedir que el pianista tocara Je t´aime moi non plus de Serge Gainsbourg, en su capilla.

A pesar de haber seguido una formación católica y provenir de una familia católica y practicante, ¿por qué no abracé el catolicismo?

De acuerdo a su raíz etimológica, religión vendría a ser lo que une, sin embargo, jamás una palabra ha tenido un sentido tan contrapuesto. Si lográramos reunir a los líderes de las principales religiones del mundo en un estadio y les preguntáramos dónde está Dios, de seguro que todos mirarán al cielo. Entonces, ¿por qué Dios se divide en mil pedazos en la Tierra?

El curso de religión, en vez de formar nuevos fieles debe orientarse a la exploración espiritual de los alumnos y alumnas, quienes a través de una educación amplia y universal puedan ahondar en sí mismos, desarrollar su idea de Dios, alma y espíritu.

Paramahansa Yogananda, decía que no importaba qué Dios o religión siguieras mientras te haga una mejor persona.

Luis Bambarén (¿es cierto lo del anillo con la hoz y el martillo?), obispo emérito de Chimbote, ha dicho que los alumnos que tengan una confesión distinta o se declaren sin religión, pueden ser exceptuados o exonerados de este curso.

¿Exonerados? ¿Exceptuados? Recuerdo que dos alumnas estaban “exoneradas” de entrar a clases cuando se dictaba el curso de religión. Se la pasaban fuera del salón sino estaban haciendo otras tareas en el aula. Ningún niño o adolescente debe quedar exceptuado de explorar su espiritualidad.

“(La educación religiosa) No debe eliminarse de ninguna manera, porque no es un curso más, es una transmisión de valores que Perú necesita, si la familia está en crisis, la sociedad está en crisis, no se respeta el valor de la mujer”, dice Bambarén.

Nadie negará que hasta en el último cerro y pueblito de nuestro país existe una iglesia y un sacerdote. Entonces, pregunto ¿qué pasaría si los curas crearan una biblioteca pública en sus iglesias? ¿La iglesia católica podría acabar con el analfabetismo?

El curso de religión debe tener un carácter más universal, donde prevalezca la libertad del alumnado a elegir si desea ser católico, evangélico, agnóstico u otro. Al final, como dijo Jesús: “La verdad os hará libres”.

Arturo Valverde (@ArturoValverdeP)

LA CREATIVIDAD EN LA EDUCACIÓN

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Una de las experiencias innovadoras que pude conocer para fomentar la imaginación y la creatividad en los alumnos fue la creación del cuaderno Composiciones, técnica educativa impulsada por el profesor Nicolás Astete Carbajal.

Conocí al educador cuando tuve ocasión de ingresar al colegio La Salle de Lima. Un año atrás, había dejado mi escuela local para iniciar mi educación secundaria en tan insigne institución.

Nicolás Astete tenía a su cargo el curso de Lenguaje y Literatura por dos horas, de seguro las únicas que he esperado con mayores ansias y alegría, tanto como las clases de Historia del Perú. Sin embargo, más allá de ocuparse de dictar sobre la historia de la literatura, tenía una propuesta que suponía llevar dos cuadernos: uno íntegramente para el curso que llamaremos ‘oficial’ y un segundo cuaderno que llamaremos de ‘composiciones’, porque a decir de él nosotros podíamos ponerle el nombre que más nos gustara.

El mío se llamó ‘El Mirador’ y contenía poemas, canciones, caricaturas, chistes y algunas muy incipientes y juveniles crónicas sobre la vida escolar en La Salle. Los alumnos (en ese entonces la secundaria era para varones) tenían la posibilidad de escribir lo que quisieran. ¿Nota? No había 0 ni 20. Solo debías escribir. Porque al final, como quería darnos a entender el profesor, siempre hay algo que expresar.

Qué importante fue para aquel grupo de jóvenes hombres contar con un medio para comunicar nuestras emociones y sueños en una edad donde la imaginación está en ebullición permanente. En mi caso, sirvió de gran estímulo para escribir mis primeros cuentos por aquel entonces hasta hoy.

El cuaderno de ‘composiciones’ incitaba a la creación y la libertad de los jóvenes unido a la empatía del profesor para con sus alumnos, a quienes regalaba una sonrisa debajo de aquel bigote entrecano.
Algo más. Promovía el lenguaje de señas desde que ingresaba al aula como una forma de potenciar al máximo el entendimiento humano. Tampoco faltaban las horas de lectura, tan importantes en la formación del estudiante.

Experiencias de este tipo deben reproducirse en otras instituciones educativas, tomando en cuenta que los maestros están llamados a ir más allá de enseñar un curso, como los alumnos a tener la voluntad de aprender más allá de lo aprendido en las aulas.

Por último, cuando llegue el momento de abandonar las aulas, los alumnos tendrán a la creatividad como una herramienta para enfrentar la realidad.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

DOCENCIA CON IMAGINACIÓN

Una labor trascendental es promover la creatividad en el hogar y en la escuela

Un país tan diverso como el nuestro pone a prueba nuestra capacidad para formular soluciones que nos permitan acortar brechas geográficas y sociales; es entonces cuando la imaginación y creatividad de los peruanos, desde los tiempos pre incas, se convierten en herramientas valiosas para el desarrollo.

En ese contexto, una labor trascendental es y será promover la imaginación y creatividad en los estudiantes, que va de la mano con implementar métodos innovadores de enseñanza que permitan a los escolares potenciar su ingenio y genio, y tener una mayor capacidad para resolver problemas. Decía un hombre que “en cada niño hay un genio por descubrir”.

Hace unos años, la UNESCO daba a conocer la historia de un profesor de nivel primaria que llevaba un disco de música clásica a sus clases y, después de que sus alumnos escuchaban el disco, les pedía que dibujaran lo que creían que el compositor había querido dar a entender.

De esa manera, los estudiantes daban rienda suelta a su imaginación y retrataban en el papel sus sentimientos y emociones, pintándolos de colores.

Experiencia distinta y a la vez loable, es la que desarrollaba el profesor Nicolás Astete Carbajal, en el colegio La Salle de Lima, con el cuaderno “Composiciones”.

Cuando este columnista cursaba el segundo año de secundaria, Astete Carbajal tenía a su cargo los cursos de Lenguaje y Literatura. Con él teníamos dos cuadernos para sus asignaturas: uno para el curso que considerábamos “el oficial”, y un segundo que llamábamos el “cuaderno de Composiciones, pero en realidad, como decía el profesor, los estudiantes teníamos la libertad de ponerle el nombre que más nos gustara.

En esas páginas escribíamos nuestros poemas, chistes, canciones, caricaturas y todo lo que la imaginación dictaba. “Composiciones” era un ejercicio constante para la imaginación, creatividad y sobre todo de libertad. Además, Astete Carbajal iniciaba sus clases haciendo uso del lenguaje de señas, que era una forma de estimular el nivel de comunicación.

Por otro lado, los padres cumplen un rol significativo en el desarrollo de la imaginación de los niños y niñas. Por ejemplo, conozco padres y madres que aún leen un libro de cuentos a sus hijos antes de dormir.

La adversidad así como la determinación por lograr un objetivo en particular ponen a prueba nuestra creatividad, y es en ese momento en que pueden surgir las ideas más innovadoras.

El Perú es un país propicio para poner en práctica nuestra creatividad, y experiencias como la de estos docentes deben ser replicadas en las aulas, y en el hogar.

3 – nov – 2014
Por Arturo Valverde (@ArturoValverdeP)
Artículo publicado en EL MONTONERO

LA CONCIENCIA SOCIAL EN EL PROFESIONAL

Una de las definiciones de justicia social más extendidas es: “La libertad limitada por la justicia, y la justicia limitada por la libertad”. Pero, ¿qué sucede cuando no encontramos justicia?

Tal vez, uno de los problemas sociales sobre el que todos parecen coincidir es la aplicación y cumplimiento de la ley en nuestro país. A diario, somos testigos de distintos casos en los que algunos jueces dictan medidas que distan mucho de garantizar o proteger los derechos de la ciudadanía, sobre todo de aquellas personas que son más vulnerables.

Más allá de si los actores de la justicia atraviesan una crisis moral o ética, debemos preguntar si alguien ha reparado en cuánto influye la acción de un juez que dictamina contra los derechos de un niño en situación de riesgo o de una mujer violentada, en la concreción de la justicia social.

Si la justicia debiera limitar el ejercicio de nuestra libertad, ¿qué detiene a un padre o una madre a actuar de forma deliberada por el hecho de no haber encontrado justicia por un caso en particular?
La ley, si bien no es lo mismo que justicia, es la norma que regula las relaciones entre los integrantes de una sociedad. ¿Qué está sucediendo en la formación de los estudiantes de Derecho para que apliquen la ley de una manera tan irracional contra los más vulnerables?

No es bueno hacer generalizaciones, pero lamentablemente asistimos, día a día, a casos que reflejan una crisis institucional por parte del Poder Judicial.

Los futuros hombres y mujeres del Derecho cumplen un rol trascendental en la consolidación del sistema democrático y la justicia social, pero realmente, ¿cuántos de ellos han logrado tomar conciencia de su relevancia en nuestra sociedad? Sin justicia, caemos en el libre albedrío, que nos puede llevar hacia la anarquía; recae en ellos el deber de aplicar la ley con imparcialidad y acercar al ciudadano a la justicia.

Sin duda, la justicia social no tendrá el mismo significado para el comunista y el socialdemócrata. Pero la historia nos ha enseñado que la socialdemocracia nos ha acercado más a este ideal. El comunismo y los totalitarismos jamás podrán acercarnos a la justicia social, porque bajo aquellas el hombre y la mujer pierden su libertad. Por ello, es importante que trabajemos en la formación de una conciencia social por parte del alumnado universitario, que será a favor de la democracia y del país.


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VIGENCIA DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS

Sobre la institucionalidad política y su importancia para la democracia

De acuerdo al último informe elaborado por el Integración – Instituto de Análisis y Comunicación, en los últimos ocho años la cantidad de partidos políticos que llegaron a presentar candidatos a las elecciones municipales y regionales se redujo de 77% (2002) a 51% (2010).

En el caso de este último proceso electoral, tomando como referencia al partido de gobierno (Partido Nacionalista Peruano), éste no tuvo “ninguna candidatura regional inscrita de 25 regiones, solo 4 provinciales de 195 provincias (2%) y 18 distritales de 1,647 distritos (1%)”.

Los partidos políticos deben representar a los ciudadanos de un país, entendiendo sus necesidades y respondiendo a ellas. Es decir, su existencia debe tener un fin y ese fin debe ser la sociedad. Asimismo, los partidos políticos deben aportar una visión como nación.

Dicho esto, ¿cómo debe  interpretarse el hecho que un partido político no participe de la vida política de su país? Ejemplo: las últimas elecciones municipales y regionales.

Un partido que ha tenido la responsabilidad de conducir el gobierno nacional debe participar activamente en la vida política. Integración señala que la presencia de estos mismos partidos en el interior del país es mínima. “A finales de 2012 el Jurado Nacional de Elecciones encontró que solo el 20% de los comités  declarados  por  los  partidos  se encontraba en funcionamiento en las capitales de departamento del país”, precisa el informe.

Las apariciones y desapariciones de partidos políticos no contribuyen al desarrollo político y social del país. Igual como no contribuye que un candidato X se presente primero por el mapa, la próxima por el sol, y la próxima quién sabe con qué otro partido.

La creación de un partido político no debe ser el fruto de alguna aventura. El país necesita de una visión como nación a futuro. Las metas trazadas en el marco del Acuerdo Nacional son positivas, sin embargo, según indica Integración, los partidos políticos están atravesando una crisis de legitimidad: solo el 13% de los peruanos confía en ellos.

La vigencia en el tiempo de un partido político es el resultado de la labor de sus integrantes, un discurso, una visión acorde con el tiempo, y una respuesta efectiva a las necesidades de la población.
El electorado confiará su voto al partido político que haya sabido responder a sus necesidades y tiene la capacidad para hacerlo de nuevo.

Publicado en el portal web EL MONTONERO
@ArturoValverdeP

lunes, 13 de octubre de 2014

LA FILOSOFÍA DEL PADRE

Conversemos: En su obra Viaje a través del tiempo – La aventura del alma, Tomo II, el Conde de Keyserling, narra la manera en que un personaje creado por León Tolstoi lo acercó de alguna forma a su padre. Dice: “Mi padre se parecía en grado asombroso a la imagen de Pierre Besujov, hasta el punto de que cuando un historiador estoniano, que conocía esta impresión mía, me mostró una recopilación de los pasajes más importantes de Guerra y Paz que dibujaban la personalidad de Besujov, solo encontré dos o tres frases que no se adaptaran a mi padre (…) De ahí que el volver a ver a mi padre en la imagen de Besujov, me produjera una honda emoción…”

Caso contrario al filósofo viajero, he creído hallar algunos rasgos de mi padre en la figura de Joseph Francis Xavier Armagh, el personaje principal del libro Capitanes y Reyes de la escritora Taylor Caldwell. No por la fortuna, pues no ostentamos grandes riquezas ni concentramos poderes; empero la infancia de Joseph me permitió ver a mi padre en su niñez, enfrentándose y sobreponiéndose a las más grandes adversidades de la vida.

Qué duda cabe, aquellos que aman la literatura al igual que yo, nos hemos aproximado de una manera más profunda e íntima en la vida de nuestros padres mediante otros personajes, que no son mera ficción; bien decía Louis Pauwels y Jacques Bergier, que para hacer ficción debemos arrancar partes de la realidad.

Filosofar es conversar con nosotros mismos, y la lectura es uno de las mejores herramientas para esos momentos de introspección personal, en que nos detenemos a pensar en nuestros aciertos y errores. ¡Pero qué difícil resulta conocerse a sí mismo! Porque si bien todos tenemos la capacidad de pensar, no todos pueden filosofar; esta última requiere desarrollar el pensamiento crítico.

Cuántos de nosotros nos hemos preguntado: ¿De dónde venimos y hacia dónde vamos? Hemos caído, alguna vez, en el existencialismo puro. ¡Qué importante es conocer nuestros orígenes! ¿Cómo saber hacia dónde vamos sin conocer de dónde venimos?

La representación de la imagen paterna y materna, así como los factores sociales, son de gran influencia en el pensador. A propósito, Giovanni Papini, tiene una visión crítica sobre aquellos en: El ocaso de los filósofos.

Los diversos personajes que desfilan en la literatura universal, nos permiten acercarnos a los personajes de la vida real, importantes para nosotros: padres, madres, hermanos, abuelos, etc. Una de las mejores formas, considero, es la lectura de biografías.

A través de la literatura, he visto a mis amigos de madrugadas en Los geniecillos dominicales de Julio Ramón Ribeyro; a mi abuela en Los funerales de mamá grande de García Márquez. ¿Qué personaje de la inmensa producción literaria, seremos para nuestros hijos?

Twitter: @ArturoValverdeP

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HILOS DE LA HISTORIA (diario El Peruano)

La historia de nuestro país se escribe por partes, y aquellos interesados en conocerla debemos sumergirnos en una búsqueda continua por encontrar esos retazos, para luego hilvanar cerca de 200 años de historia republicana, y más de mil años de cultura.
Como lector, reproduzco algunos fragmentos que más han llamado mi atención: La historia del Tahuantinsuyu, de María Rostworowski, quien desenmascara el mito alrededor del Inca Garcilaso de la Vega y juzga la veracidad de los Comentarios Reales: “¿Sería este mito la versión oficial sobre el origen de los hijos del Sol? Es posible que el arreglo de la leyenda narrada por el Inca escritor sea obra del propio Garcilaso, como una manera de presentar el mito a lectores europeos. Es por eso que conviene buscar otras versiones, más andinas, del relato fundacional” (El mito de los hermanos Ayar. IEP. 3ª edición, pág. 31).
Asimismo: “¿A qué se debió la actitud de Garcilaso de esconder y trastocar los acontecimientos? Según el razonamiento europeo, no había ninguna razón para relatar en forma tan diferente la historia inca. La explicación debemos buscarla en los más puros criterios indígenas que aplicó Garcilaso, juzgando los acontecimientos con toda la pasión existente entre las panaca, que en el Cusco formaban bandos políticos” (El vencedor de los chancas. IEP. 3ª, pág. 58).
Una visión diferente a la “historia del colegio” es la que ofrece el historiador Rubén Vargas Ugarte en el Tomo II de Historia General del Perú, en el que figura la lámina del “Casamiento de don Martín García de Loyola, gobernador de Chile, sobrino de San Ignacio de Loyola, con doña Beatriz Clara Coya, heredera y princesa del Perú, hija del príncipe don Diego Sayri Túpac, último rey, y de doña Beatriz Cuziguarcay, que en el año 1558 recibieron sacramento del bautismo, siendo ambos descendientes de Manco Capac…”.
Un fragmento que no he encontrado en ningún libro de historia, aún, es una placa que vi cuando tenía 20 años. Decía: “A don Diego de Almagro, en honor a la raza judía sefardita del Perú. 1985”. ¿Podría este fragmento darnos una mirada religiosa a la división de Pizarro y Almagro sobre los territorios de la conquista?
Es imposible encontrar la historia de nuestro país bajo un solo sello. Algunos la escriben con aires indigenistas, republicanos y religiosos. Sin embargo, rumbo al bicentenario de nuestra independencia, urge la necesidad de que los peruanos conozcan su historia. La tarea es personal, y dependerá de cada uno de nosotros hallar el camino.
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EL ARTE DEL ENTENDIMIENTO

“La política es uno de los componentes más importantes del país, pero el que menos preocupación por modernizarse ha tenido y el que más reclamo tiene de la opinión pública de ponerse a la altura de las circunstancias. Hay un reclamo generalizado de tener políticos del siglo XIX en un país del siglo XXI”, ha señalado el presidente de la Confiep, Alfonso García Miró, en un pensamiento que puede llevarnos a más de una reflexión.

La política es el arte del entendimiento y de la inteligencia, mediante la cual una sociedad puede encontrar una solución común frente a los problemas que los afectan en conjunto.

Sin embargo, me pregunto, ¿cómo podría llegar a ponerse de acuerdo una sociedad cuando sus integrantes degradan su inteligencia en repensar los amores de una telenovela en lugar de centrarse en problemas que afectan a su propia colectividad?

Parece que hay mucho de fútbol, de mucha sensualidad., pero, ¿existirá la voluntad de los peruanos en interesarse más por la política o por las cosas que pasan en su país?

Es preocupante escuchar en las universidades cómo hombres y mujeres que alcanzan la edad de un adulto-joven se declaran antipolíticos y otros, apolíticos (lo que partiendo del concepto aristotélico sería peor; es como decir: soy solo parte animal) al creer que “la política es mala” y no sirve para nada.

La política es muy importante en nuestra sociedad. Se practica en las aulas y hasta en el hogar. Y debería despertar el interés de todos, mucho más de los jóvenes.

La clase política de un país es el reflejo de la preparación intelectual de sus políticos, y los partidos tienen el deber de formar nuevos cuadros. Las universidades, como casas de encuentro de jóvenes idealistas, deben brindar una enseñanza panorámica.

Aunque la política no termina por aprenderse solo en las aulas, siempre existirá el deber de llevar a la práctica nuestras ideas, contrastarlas con la realidad y evolucionar nuestro pensamiento acorde con nuestro tiempo. El avance de la ciencia y la tecnología debe ser materia de constante observación.

Más allá de exigir políticos del siglo XXI, diría que existe la necesidad de tener peruanos del siglo XXI, lo cual no compete únicamente a la clase política. Los empresarios también hacen política, y cada actor social ejerce un grado de influencia. Algunos desde las calles y otros desde la administración de la producción nacional.

El camino para ser un peruano del siglo XXI está en la apuesta por la educación. Solo elevando nuestra educación e impulsando la lectura en los jóvenes, podemos alentarlos a interesarse más por lo que pasa a su alrededor.

Más allá del televisor que observemos o del diario que leamos en nuestro quehacer, podemos lograr que se comuniquen mejor entre ellos al elevar su nivel de entendimiento. Leamos más para entendernos mejor, esa es la clave de una mejor conciencia cívica.

Artículo publicado en el diario El Peruano el 20 de setiembre de 2014

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Sistema Integrado de Lectores

Un libro en la mano puede ser gran ayuda para soportar el lento transporte público

El Sistema Integrado de Transporte (SIT) podría convertirse en el Sistema Integrado de Lectores que viajan por la ciudad de Lima, con un libro en la mano; a medida que este servicio vaya perfeccionándose para el bien de todos los ciudadanos.

Más allá de las deficiencias que podrían encontrarse en la llamada “reforma del Transporte”, y que han sido capitalizadas electoralmente por los distintos candidatos a la alcaldía de Lima, no me cabe duda de que el primer paso para llevar a la práctica cualquier reforma en nuestro país, es la educación.

La conexión inalámbrica WIFI puede ser una oportunidad para que más personas lean, por ejemplo, los diarios en su edición online. De pronto podríamos seguir viendo pasajeros leyendo en el corredor Tacna–Garcilaso de la Vega–Arequipa y en el corredor Javier Prado-La Marina-Faucett (por implementar). Este último podría llegar a trasladar más de 600 mil pasajeros al día, y estoy seguro que en ese público hay lectores.

Los veo todos los días en mi ruta UNI-Jirón de la Unión. La última vez, una joven leía un libro de Alfredo Bryce Echenique, al lado de la puerta del Metropolitano. Ayer, un joven barbudo leía a Herman Hesse, entre la Estación Central y Domingo Orué.

Existen momentos en que los buses viajan repletos y otras en que no. En mi experiencia como pasajero, nada ha impedido que pueda leer mientras viajo. En realidad, nunca sabes cuándo encontrarás un asiento libre en el Metropolitano, el Tren Eléctrico o ahora en los buses del Corredor Azul.

¿La reforma del transporte logrará aliviar el tráfico en nuestra ciudad? En Paris (Francia), Beijing (China), Roma (Italia), Toronto (Canadá), México DF, y otras grandes ciudades tienen problemas de tráfico.

Espero que los problemas que aquejan a los pasajeros del Corredor Azul puedan solucionarse rápidamente, porque somos muchos los que amamos leer cuando viajamos.

Asimismo, espero que pronto podamos ver pasajeros leyendo en la Línea 2 del Metro, que unirá Ate Vitarte y el Callao, junto a las otras Líneas complementarias.

No te dejes desanimar por las colas y lleva siempre un libro para el viaje.

Artículo publicado en EL MONTONERO el 26 de setiembre de 2014

Mi cuenta en twitter: @ArturoValverdeP

HILOS DE LA HISTORIA

La historia de nuestro país se escribe por partes, y aquellos interesados en conocerla debemos sumergirnos en una búsqueda continua por encontrar esos retazos para luego hilvanar cerca de 200 años de historia republicana, y más de mil años de cultura.

Como lector, reproduzco algunos fragmentos que más han llamado mi atención, son: La historia del Tahuantinsuyu, de María Rostworowski, quien desenmascara el mito alrededor del Inca Garcilaso de la Vega y juzga la veracidad de los Comentarios Reales: “¿Sería este mito la versión oficial sobre el origen de los Hijos del Sol? Es posible que el arreglo de la leyenda narrada por el Inca escritor sea obra del propio Garcilaso, como una manera de presentar el mito a lectores europeos. Es por eso que conviene buscar otras versiones, más andinas, del relato fundacional” (El mito de los hermanos Ayar. IEP. 3era Edición. Pág. 31).

Asimismo: “¿A qué se debió la actitud de Garcilaso de esconder y trastocar los acontecimientos? Según el razonamiento europeo, no había ninguna razón para relatar en forma tan diferente la historia inca. La explicación debemos buscarla en los más puros criterios indígenas que aplicó Garcilaso, juzgando los acontecimientos con toda la pasión existente entre las panaca, que en el Cusco formaban bandos políticos” (El vencedor de los Chancas.IEP. 3era Edición. Pág. 58).

Una visión diferente a la “historia del colegio” es la que ofrece el historiador, Rubén Vargas Ugarte en el Tomo II de Historia General del Perú, quien en una lámina, figura: “Casamiento de don Martín García de Loyola, gobernador de Chile, sobrino de San Ignacio de Loyola, con doña Beatriz Clara Coya, heredera y princesa del Perú, hija del príncipe don Diego SAYRI Túpac, último rey, y de doña Beatriz Cuziguarcay que en el año 1558 recibieron sacramento del bautismo, siendo ambos descendientes de Manco Capac…”

Un fragmento que no he encontrado en ningún libro de historia, aún, es una placa que vi cuando tenía 20 años. Decía: “A Don Diego de Almagro, en honor a la raza judía sefardita del Perú.1985”. ¿Podría este fragmento darnos una mirada religiosa a la división de Pizarro y Almagro sobre los territorios de la conquista?

Es imposible encontrar la historia de nuestro país bajo un solo sello. Algunos la escriben con aires indigenistas, republicanos y religiosos. Sin embargo, rumbo al bicentenario de nuestra independencia, urge la necesidad de que los peruanos conozcan su historia. La tarea es personal, y dependerá de cada uno de nosotros hallar el camino.

ArturoValverde_escritorDELPAIS

sábado, 13 de septiembre de 2014

BOMBA EN CASA

diarioperuanoopinionsendero 

Cuando el cabecilla terrorista Abimael Guzmán fue capturado, tenía 8 años y cursaba el tercer grado de primaria. Lo poco que recuerdo es la imagen de un hombre gordo y feo en mi televisor, que me causaba cierto temor al verlo enjaulado, vociferando y agitando el puño.

El suceso que acercó más a mi familia con el terrorismo fue cuando dejaron una ‘caja de galletas’ en la puerta de nuestra casa. En realidad, era una bomba. Mi padre decía: “¡Aléjense de las ventanas!”

Esa noche, mi familia salió en televisión. Algunos que recién llegaban de trabajar se encontraron cara a cara con el despliegue policial que trataba de desactivar el explosivo.

En una segunda ocasión, volverían a dejarnos otra caja de galletas pero, para nuestra suerte, solo contenía ropa vieja. Pero el miedo ya estaba en nosotros.

En 2005, mi primo, el mayor PNP Marino Martínez Palacios, jefe de la dependencia policial de Aucayacu, fue asesinado por terroristas de Sendero Luminoso junto a siete policías. Qué orgullo pertenecer a una familia que luchó y lucha contra el terrorismo.

Asimismo, recuerdo los clásicos cumpleaños con apagón incluido. Así como las veces en que debíamos usar los petromax, y mi abuelo y mi padre se turnaban para bombear la lámpara hasta que encendiera. Mi madre aprovechaba para leerme un cuento a la luz de las velas. Cuando salíamos a la calle por el Centro de Lima, recuerdo que mi madre solía decir: “Ese carro viejo parece coche bomba, mejor crucemos, caminemos rápido”. Sentía que estaba en un videojuego y alguien se divertía a expensas del sufrimiento de otros.

Como los celulares no eran tan populares como ahora, siempre debíamos llamar de un teléfono público para avisar que habíamos llegado bien. Cuando no llamábamos, en casa prendían la radio y la tele para ver los noticieros.

Ahora que seré padre comprendo la enorme responsabilidad de contarle a mi hijo lo que pasó aquí. Los años de terror que sufrimos. A mí no vengan con esa palabrita de “violencia política”. No, señores. Y lo primero que haré será formarlo como un gran lector para que nadie lo engañe.

Todos tenemos el deber de contar lo que pasó en nuestro país a las futuras generaciones, para que esta historia no se repita.

Sin embargo, aún hay una bomba en nuestra casa y se llama Movadef. No esperemos que la mecha encienda y nos explote a todos en la cara.

miércoles, 27 de agosto de 2014

LA REFORMA DEL PASAJERO

Una propuesta imaginativa para educar a los usuarios del transporte público

El caos vehicular de nuestra ciudad generaría pérdidas anuales por 20 mil millones de dólares que, según Luis Gutiérrez, secretario general de la Asociación Latinoamericana de Sistemas Integrados de Transporte y Buses de Rápido Tránsito (SIBRT), inciden principalmente en la salud pública, la operación de transporte y la economía familiar.
Lima, al igual que otras ciudades del mundo, puede revertir el impacto negativo del caos vehicular viendo en el problema su solución. El Colegio de Ingenieros del Perú, señalaba que los limeños invertían una cuarta parte de su vida viajando en el transporte público.
Mi primera propuesta es que los pasajeros inviertan las horas de tráfico y tiempo de viaje en leer. Si vas en bus o en taxi, lleva siempre un libro. Conozco testimonios de autores que han escrito sus primeros libros mientras viajaban.
Propongo también que, en vías a tener un mejor servicio y mejores unidades de transporte público, el Estado, la empresa privada, las editoriales, los medios de comunicación e incluso la banca, vean en el transporte público un medio de inversión.
La Casa de la Literatura Peruana y la Municipalidad de Lima, podrían implementar en el “Mes de las letras peruanas” (abril) y en la Feria Internacional del Libro de Lima (FIL), la difusión de audiolibros de nuestros principales cuentistas en los buses. O, podemos instituir un “Ida y vuelta con tu autor favorito”. ¿Te imaginas escuchar un cuento de Julio Ramón Ribeyro en el bus, o viajar con tu escritor favorito a la FIL? Ecuación: Las editoriales ganan más lectores, el pasajero se educa, el país avanza.
La mejor forma para combatir las pérdidas económicas en cualquier campo, es la creatividad, y qué mejor cuando el Estado y la empresa privada se unen. Estoy seguro que ambos saldrían ganando.
Los buses y cualquier medio de transporte público pueden convertirse en un medio para educar al pasajero. No habrá reforma del transporte en Lima ni en cualquier ciudad del mundo, sino empezamos a educar al usuario, incluso desde el colegio. Apostemos por la reforma del pasajero, que conllevará a la reforma del transporte.
A través del “Colectivo Promovamos la lectura en combis”, se buscó inicialmente incidir en la problemática del transporte con una propuesta creativa. Yo he visto a algunos pasajeros del Metropolitano leyendo sentados y parados. Siempre hay un asiento vacío esperando por un lector.
La “Cumbre de Ciudades Líderes en Movilidad Sustentable en América Latina”, que se realiza en Lima, reuniendo a más de 50 alcaldes de América Latina, es una oportunidad para ver en el transporte público un medio para educar al ciudadano-pasajero. El próximo alcalde de Lima, debe asumir este reto.

@ArturoValverdeP

Artículo de opinión publicado en El Montonero

PISTAS Y CULTURA


¿Cuál es el presupuesto municipal para la promoción cultural?

No todo es pistas y veredas. A dos meses de celebrarse los comicios electorales para elegir a los próximos alcaldes distritales, la ciudadanía ha sido embelesada, endulzada, con la promesa de la escalera, la reparación de veredas, la loza deportiva, la lucha contra la delincuencia, etc. Sin embargo, ¿sabe usted cuáles son las propuestas de desarrollo cultural de estos candidatos?
Los medios de información nos ayudan a conocer el plan de gobierno de algunos de ellos, aunque, a decir verdad, ¿cuántos de nosotros hemos oído que un candidato, diga: Mi gestión mejorará la biblioteca municipal, impulsará la creación de concursos literarios, ferias de libros…?
No soy muy asiduo a los concursos literarios pero encuentro que, por ejemplo, en España –sí, el país a donde migran y residen algunos escritores-, ofrece cerca de 44 concursos literarios de poesía, cuento, novela, teatro, solo para el mes de agosto. Estos concursos son impulsados por instituciones educativas y por los ayuntamientos o municipalidades.
¿Recuerda usted, cuántos concursos literarios se realizaron en su distrito en estos últimos meses o años? Si no lo recuerda, entonces su municipalidad no supo informar o simplemente, no realizó ninguno. Tal vez sí recuerda qué grupo cantó en el aniversario de su distrito o cómo celebró el alcalde su cumpleaños.
La importancia de que las municipalidades impulsen concursos literarios es el impacto en la promoción de la lectura, principalmente en los niños y adolescentes. Además, serviría de estímulo para los jóvenes, quienes pueden ser nuestros próximos escritores o premios nobel. Los gobiernos locales son actores claves para acercar la literatura a la comunidad. Señoras y señores candidatos, ¿cuál es el presupuesto que destinarán para la promoción cultural?
Si los gobiernos municipales se sumaran a impulsar la lectura en sus respectivas localidades, podría tener un impacto positivo frente al reducido número de libros que lee un peruano al año. Hace dos años, el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (CERLALC), ubicó al Perú entre los países con menor porcentaje de lectura de libros a nivel de Latinoamérica (35%), en comparación con Argentina (55%) y Chile (51%), que registraron los porcentajes más altos. Los peruanos leemos en promedio entre uno a dos libros al año.
Sin duda alguna, una pista, una “torre de vigilancia” o un parque, son obras tangibles para sus electores, mientras que una biblioteca o feria de libros, no rendirá tantos votos con rapidez. Sin embargo, apostar por la educación es trabajar por el futuro de la comunidad; es apostar por el verdadero cambio en nuestra sociedad. ¿Cuánto aportan los gobiernos locales en el fomento de la lectura?
Si quiere luchar contra la delincuencia, apueste por la cultura y la educación. Los adolescentes, a veces sin rumbo, pueden encontrarse a través de la lectura o en un club para jóvenes. Convoque a los artistas de su localidad y embellezca su gris distrito o región. Convoquen a la inversión privada, identifiquen las universidades o centros educativos de su localidad, a las editoriales de todo tamaño, y hagan una obra más grande, que es acercar la cultura al vecino.

Artículo publicado en El Montonero 

martes, 5 de agosto de 2014

LA REFORMA DEL ALUMNO


Por Arturo Valverde

Necesitamos una reforma del alumno más allá de cualquier ley universitaria; y esta empezará cuando aquél comprenda la importancia de leer y leer más.

Estoy convencido que el alumno que no lee se condena al oscurantismo. A pesar del número de facultades y carreras profesionales que pueda ofrecer un sinnúmero de universidades o institutos; es poco probable poder garantizar mejores profesionales si estos no ven más allá de lo que les enseñan en sus centros de estudio. No necesitamos más doctores o eminencias, necesitamos mejores personas y ciudadanos.

El estudiante del Siglo XXI se desarrolla en un ambiente educativo más amplio, sin barreras, en comparación con las limitantes que podría tener el estudiante del siglo XVI, aquél testigo del descubrimiento de otro continente; el alumno “navegante o mareante” como decía Germán Arciniegas. O de aquellos estudiantes que debían luchar contra el determinismo histórico y científico. El estudiante del Siglo XVIII, testigo de la revolución de las ideas, el imperio de la razón y el regreso del hombre al centro del mundo. El estudiante del siglo XIX, insuflado por el fervor de la libertad.

Sin embargo, a pesar de contar con un mayor acceso a la información, el estudiante del siglo XXI se especializa en el “copiar y pegar”, y pocas veces se exige más a sí mismo. Sin duda alguna, el profesorado tiene el deber de cultivar un pensamiento crítico en sus alumnos desde el colegio. Pero recuerden que el alumno que no lee podría ser el profesor del mañana. Y maestro es aquél que enseña más allá de su materia o sílabo académico.

El alumno debe publicar más, escribir más, producir trabajos de carácter intelectual que aporten al debate nacional o académico. En un país tan multifacético como el nuestro, hay muchos temas por explotar como la revisión de la historia, la economía, la literatura, la biología, el medioambiente, la arquitectura.

Además, impulsar la lectura en los universitarios les permitirá entenderse entre ellos mismos. El abogado con el médico, el arquitecto con el artista. Los periodistas, ni qué hablar: están más que obligados a leer de todo para escribir con propiedad de todo y para todos.

No sé cuánto influye la universidad en que estudias si no te interesa estudiar, pero todos quieren su cartón. Hay unos que ocupan el último asiento para leer y otros para dormir. Al final, cada quien destaca de acuerdo a su capacidad y preparación intelectual. El estudiante debe revolucionarse a sí mismo.

El alumno que lee se cuestiona, duda, cultiva la libertad. Decía un Quijote: “La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad así como por la honra se puede y debe aventurar la vida”.

Alumno: Lee, aunque sea por consideración a tu alma. Lo demás es puro negocio.


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Artículo publicado el 05 de agosto de 2014 en el semanario El Nacional
 

lunes, 21 de julio de 2014

IMÁGENES PAGANAS

Guiado por su afición de coleccionista, Jorge Bustamante tiene en su poder más de 3,000 fotografías fúnebres, muchas de ellas fechadas en el siglo XIX. A la par, ha asistido a más de 2,000 entierros y lo seguirá haciendo.
Escribe: Arturo Valverde
Por principio. “No le temo a la muerte”, asegura Bustamante, propietario de una colección de imágenes fúnebres y algunas calaveras.

Por principio. “No le temo a la muerte”, asegura Bustamante, propietario de una colección de imágenes fúnebres y algunas calaveras.
Esa tarde, Jorge descubrió un envase de lata donde su madre solía depositar recuerdos trascendentales de la familia Bustamante Arce. Dentro del recipiente se apilaban decenas de retratos y fotografías de momentos estelares: una boda,
banquetes con los parientes y alguno que otro cumpleaños. Empero, una foto captó la atención de Jorge: un grupo de hombres ante un ataúd, de terno y corbata, de pie y de espaldas a uno de los pabellones del cementerio Presbítero Maestro. En ese momento, Jorge aún no se convertía en anticuario ni imaginaba que 30 años después necesitaría más de una lata para archivar las 3,000 fotografías de funerales y entierros que baraja como las figuritas de un álbum.
“No tengo miedo a la muerte”, responde sin demora, con los ojos bien abiertos. Se sienta sobre el tapete de su sala y empieza a repartir las fotografías de su colección:
-Mira esta –me dice–. Es una niña muerta.
-¡Imposible, está de pie!
La escena muestra a una niña que rodea con uno de sus brazos a su muñeca de porcelana. Tanto la pequeña como su juguete tienen el mismo peinado y la misma mirada fría, lo único que las diferencia es el vestido y un sombrerito.
La colección Post mortem de Jorge Bustamante abarca desde mediados del siglo XIX. Para ser exactos, estos retratos surgieron años después del inicio de la fotografía, allá por 1839. Sin embargo, antes que Louis Daguerre hiciera público el invento de la fotografía y mucho tiempo antes de los experimentos de Joseph-Nicéphore Niépce, el ser humano ya buscaba perennizar ese último instante.
Ejemplo de ello son los retratos de personajes históricos en su lecho de muerte, como el del escritor Jean Paul Marat, de estilo neoclásico, realizado por el pintor Jacques-Louis David en 1793, cuando Francia vivía el reinado del terror. Aquí, en Lima, contamos con el retrato post mortem de Isabel Flores de Oliva o Santa Rosa de Lima. La historia da cuenta que a su deceso, su padre pidió al pintor italiano Angelino Medoro que retratara a su hija. A él le debemos la aproximación física al rostro de la santa.
-Si miras con atención, notarás que hay una especie de soporte detrás de la niña –dice Bustamante.
El soporte de madera al que hace mención era usado tanto para las personas con vida como para las ya fallecidas. El uso de este artículo se debía a la técnica fotográfica del siglo XIX, la exposición frente a daguerrotipos duraba tanto que las personas debían mantener una postura única hasta el término de la toma. Por eso se apelaba a aparatos para sostener la postura que, por su macabra apariencia, hoy deberían estar en el Museo de la Inquisición.
En la colección de Bustamante hay también fotos en que los familiares aparecen sentados a la mesa, disfrutando de un sabroso almuerzo junto al fallecido. Asimismo, parejas de hermanos posando para la cámara: uno vivo; el otro, muerto.
Ahora, Jorge trae consigo otra caja de plástico y pone sobre la mesa la foto de un bebé muerto en su cuna. Cruzamos miradas e imaginamos a una madre en su cama, despertándose, bostezando, tal vez un instante de flatulencia antes de levantarse y mirar, los 365 días del año, el mismo cuadro de su pequeño rodeado de flores y velas. “Debió ser una auto flagelación, una penitencia”, dice el coleccionista. Apartamos el tétrico retrato para observar un estuche verde en cuyo interior están dispuestos diez rizos de color castaño amarrados por un lacito anaranjado. “¡Son los rizos de Shirley Temple!”. Bromeamos por un instante para espantar la sombra de la muerte. En medio de los bucles está el retrato de una niña de sonrisa dulce. Tiene los ojos cerrados y un chupón en los labios. Para Bustamante, esta pieza es como el holograma del álbum, la figurita más codiciada.
Detrás de este coleccionista de 53 años hay una repisa con una selección de santos cuyas extremidades pueden flexionarse. Instalada, en medio de ellos, está la muerte coronada. “Perdí la cabeza de éste santo y decidí ponerle una calavera”, dice Jorge para aclarar que se trata de una casualidad. Sin embargo, en su pared cuelga el retrato de otra calavera enorme, obra del artista Blas Isasi. El anticuario toma una de las tantas calaveras que adornan su sala y se sienta delante del trono de la muerte.

 DE MUERTE Y TABÚ
Las fotografías post mortem se realizaban momentos antes de que el cadáver entrara a la fase de rigor mortis, esto es, un promedio de tres a cuatro horas antes que los músculos se tornaran rígidos. Estas imágenes son una evidencia de una idea romántica acerca de lo que la muerte representaba para la sociedad de mediados del siglo XIX. Hoy por hoy, se ha vuelto una especie de tabú.

OTROS ESPACIOS
También hay un espacio para los vivos y los seres terrenales en la casa de Bustamante. Allí están los retratos de familiares en vida –repito, en vida–, los que adornan las paredes de su casa. Además, tiene algunos jarrones con caramelos que te invita a probar, pero quizás lo más sorprendente es el retrato de tamaño real de Florcita Polo –la hija de Susy Díaz– que tiene en su ducha, como en un cofre de mayólica y vidrio. Imagino que para él deben ser unos baños cuasi orgásmicos. Total, como dirían los franceses, hacer el amor es como una petite mort. Pero ese es otro tipo de entierro para Bustamante.
Esta crónica fue publicada en el suplemento Variedades del diario oficial El Peruano, el 18 de julio de 2014.

También en: http://condenadoaescribir.wordpress.com/

ElPeruano_Calaveras

jueves, 12 de junio de 2014

LABERINTO

(segunda parte)

Imagen

Envuelto en la oscuridad, Velarde encontró la paz en el propio laberinto de sus pensamientos. Cerró los ojos. Se imaginó libre por el jardín, recogiendo de la tierra los trozos desperdigados de galletas y dulces, cuando sus ojos se iluminaron con un hilo de luz que descendía desde lo alto. “Sí –se dijo– la oscuridad siempre precede a la luz”.

Se levantó y siguió el rayo que parecía elevarlo de la matriz del laberinto que lo había albergado, como un hijo en el vientre de su madre.

Escaló por los muros siempre con dirección hacia la luz, que aumentaba su resplandor.

La salida estaba cada vez más cerca, cuando repentinamente la boca del túnel empezó a cerrarse, eclipsada por un sol negro que al mismo tiempo emitía ruidos y voces que producían un fuerte estruendo. Velarde, intentó cubrirse los oídos pero el sonido retumbaba con mayor intensidad.

Entonces cerró los ojos y pensó en esa luz, en su interior, la luz que habría de guiarlo. Avanzó contra el ensordecedor sonido. El laberinto comenzó a sacudirse. Las rocas se destruían unas contra otras y el sol, aquél astro negro, reinició su ciclo de rotación sobre el cielo, dando paso a la claridad. Estaba muy cerca de alcanzar la libertad. Asomó por el hoyo del laberinto y vio el verde jardín, esperándolo. Sólo debía tomar impulso, lanzarse al exterior, y el césped lo recibiría como un colchón fresco.

-          Es ahora o nunca –se dijo.

Se lanzó.

El viento recibió su cuerpo mientras caía lentamente sobre el jardín que, a esa hora, estaba atestado de estudiantes que se tumbaban sobre sus mochilas antes de ingresar a sus clases, en la universidad.

-          ¡Hey, Dante, el profe ya llegó!

El muchacho se quitó los auriculares de los oídos.

Sonaba una canción de Led Zeppelin en su Ipod. Immigrant song.

-          ¡Qué dices! –le preguntó.
-          El profe, Dante. Tenemos clases de biología –dijo la chica.

Estaba aturdido.

-          ¿Qué sucede?
-          Nada, es que sentí como si un bicho caminara dentro de mi oreja –dijo.

Se rascó con la uña larga del meñique y extrajo algo de cerumen.

La joven puso cara de asco.

-          A lo mejor estaba soñando –se dijo.
-          Eso, o tienes la cabeza llena de hormigas y bicho raros, querido.

La joven se rió, le dio un beso y se fueron juntos.

En el césped, un prisionero corría a prisa:

-          ¡Libertad! ¡Libertad! –gritaba.

Cuento publicado en la revista Correo Semanal. De la obra: “Tiempos de guerra – 20 cuentos sobre pasiones humanas”